viernes, 21 de noviembre de 2008

Póstumo poema de amor



Hay un lugar sobre la tierra, o bajo ella,
que quisiera limpiar con besos;
pulgada a pulgada recorrerían mis labios
la frialdad del mármol o la oquedad perdida,
como se besan los pies de un rey que ha muerto
o los de un santo cuando ha nacido.
Allí abrasa el sol, llueve luna y se infiltra
la bravura para devolver con gloria de besos
el calor, la belleza, la dulzura y la vida,
a esos guerreros nobles que no descansan
desde sus tumbas...Hay un lugar que limpiaría
con besos :la tumba de un guerrero.
¡Estrellas nuevas sobre los sepulcros! .
Sobre sus huesos desnudos se cernió el orgullo;
cadáveres andantes que en vigilia incorruptible
cabalgan entre la llovizna, el cierzo y el fuego;
son simplemente guerreros de la aurora,
muertos sagrados que no podrán ser mancillados
con la mediocre blasfemia del que está vivo;
son mástiles enhiestos en la profundidad del mar,
son astas preñadas de blasones tricolores
-firmes a pesar del viento-
son estertores de pelea cuando se acaba la batalla,
son vivos que andan entre los muertos y desde allí
se suman estrellas y dirigen la cruzada.
Sobre sus marmóreas tumbas: los besos,
para limpiar con la humedad de los labios
la mugrienta vileza del olvido y la impotente
tristeza de no poder vestir sus huesos
con la carne flameante de una bandera.
Ya sé, hay un lugar sobre la tierra o bajo ella
que limpiaría con besos para que el calor
de mi boca aliente a los huesos yertos
que cabalgan en carrozas de fuego;
y los amaría con ternura de fuente
porque quién sabe si sedientos
-antes de la batalla-
no les preguntaron desde cuándo
no los humedecía el calor de un beso.
¡Un minuto de silencio para los muertos!
¡Un toque de estrellas para los guerreros!

No hay comentarios: