viernes, 21 de noviembre de 2008

Pido permiso a septiembre



Para Cucho

Por todo lo que me ha arrebatado septiembre o quizás por lo mucho que me ha dado le pido permiso para remembrar un junio . Junio o septiembre, el corazón se llena de amor y ternura . El calendario es así. Desdichados de espíritu los que no se rinden al calendario.
Es junio convulso . Estertores de despedida, hora de decisiones, de encrucijadas . Ante la vida el reto inmenso del destierro y la novedad ante lo desconocido.
Pido permiso a septiembre, a junio y a la muerte. Digo muerte con el sabor agridulce de la pérdida y con la ternura infinita hacia alguien que pactó con la muerte para hacerme feliz.
Historias hay por ahí de que a la muerte no se le reta . Dicen que cuando aparece con su rostro pálido y guadaña al ristre, no hay quien se le resista . He escuchado también que es sorpresiva y que no avisa para evitar que la presa escape. Rumores recorren las noches de terror; la muerte es implacable, cruel, certera.
Desmiento.
Un viejo tuve que no supe comprender hasta que partió. No creerán que pactó con la muerte. Tuvo una razón muy poderosa que cuando se reveló ante mi vista me hizo daño tanto, que me duele cada día y hasta el final de mi vida o de mi muerte, solo así la deuda se saldará.
No sé si mi egoísmo, o el amor desmedido por otro ser querido, o la locura incauta que nubla la razón de los cuerdos, digo que no sé qué; pero dejé a mi viejo; por un tiempo me dije; pero lo abandoné en otros brazos.
Yo sé de muertos que se fingen vivos, y de vivos que sin saberlo ya están muertos. A los primeros no les alcanzó la vida para ser buenos y a los últimos, solo con la muerte, si acaso, se acercarán a lo que perdieron. En junio o septiembre, los que se quedaron o los que partieron, con el alma rota o en derrotero, estaremos juntos, ¡YO TE LO PROMETO!
Esta no es una historia macabra . Es la más linda historia de amor que septiembre o junio hayan escrito. Mi viejo se llamaba Cucho. Cuando partí estaba muerto; pero me hizo creer que vivía . Pactó con la muerte y me dejó ir a tierras extrañas pensando que aún viviría por mucho tiempo. Me despidió sonriendo, me alentó en la lejanía y yo no sabía que estaba muerto. Si no lo saben ustedes, yo les cuento: yo sé de un viejo vivo que me despidió estando muerto.
Un día volví a su retiro. Allí donde el silencio es de muerte. Sobre su tumba fría, olvidada, al descuido del que no tiene sombra, con la tierra sobre el cuerpo y una losa sin nombre, allí como los demás muertos, yo sentí que su alma y sus ojos volvían a mi cuerpo. Una extraña sombra con una luz por dentro me abrazó en silencio y muy quedito al oído me dijo:"¡Cuánto lo siento!” . Ahora ya no sé cuándo junio cae en septiembre. Yo no sabía que la muerte, a veces , hace pactos con los muertos para que algunos que están vivos no se olviden jamás de la fuerza de los sentimientos. Yo no vivo más, mi viejo Cucho , perdóname junio, ya sabía yo que algún lazo oculto nos ataría los cuerpos. Feliz cumpleaños, mi viejo, que cumplas muchos septiembres. Yo te quiero.

*26 de septiembre de 1909
+ 9 de junio del 2001

Yo sé de un muerto que camina, que habla, que come, que ríe, que sueña y que hasta hace planes con la vida. Yo sé de un muerto que canta y que para llorar se oculta. Yo sé de un muerto que deambula por los corredores para que nadie sospeche que su alma no está entre los vivos. Yo sé de un viejo que estando muerto se fingió vivo y me dio permiso para que yo fuera feliz o al menos lo intentara. Yo sé de un viejo que me amó tanto que pactó con la muerte. Yo sé de un viejo que me miraba con sus ojos bien abiertos cuando desde hacía mucho los tenía cerrados para siempre.

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