
( VI )
En un lugar del mundo.
- ¡Madre ! ...
Por la ventana abierta entró un rayito de luz e iluminó las lágrimas que surcaban el rostro del hijo amado que nunca más recibirá las cartas de quien más lo amó. Una brisa suave le revolvió el cabello y él extendió los brazos, abrió las manos y acarició el aire.
Se oyeron cascabeles en la habitación.
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