viernes, 21 de noviembre de 2008

La mitad de mí misma


Para Leonardo, mi amigo viejo, que con la sabiduría de los años y la ternura del cariño,
me enseñó que la mitad de la vida está en uno mismo, solo hay que empezar a vivirla.

Yo tengo un amigo viejo que siempre viaja conmigo. Me escupe verdades al rostro como huracán embravecido. Lleva mi esqueleto a cuestas y se refugia en mi abrigo .Descubre como nadie mis secretos, se los guarda; pero con ellos me arranca a jirones pedazos de mi cuerpo. Me aconseja .Me golpea .Me mima. Hace que brillen mis pupilas.
"Está bien que llores por la pérdida de una parte de tu vida." "Pero y ¿la otra mitad escondida?"
“Está bien por las sombras, por la mentira” ¿Pero la luz que aún brilla?
"Está bien por la ausencia, por la partida". "¿Pero acaso no se restañan las heridas?"
"Está bien por el fuego apagado, por las ansias reprimidas"."¿Pero acaso no humean aún las cenizas?"
"Está bien por la carne desnuda, por la herida"."¿A qué esperas para estar vestida?"
"Está bien por la cama fría, por la almohada vacía"."Pero... ¿dónde queda la otra mitad de tu vida?"
Yo tengo un amigo viejo que ensancha mis venas con esperanzas compartidas, lacera mis impotencias, me convierte en polvo de mí misma y me sacude para la estampida. Yo tengo un amigo viejo que es la mitad de mí misma; la mitad de mi cuerpo que se esconde en huida y azota mis nostalgias con realidades perdidas y me anuncia que la otra mitad de mi cuerpo aún respira. Yo tengo un amigo viejo que es la mitad de mi cuerpo. Yo tengo un amigo nuevo que es la mitad de mi vida. ¡Cómo quisiera empezar a vivirla!.

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