viernes, 21 de noviembre de 2008

Los amantes de la colina




Sobre la tierra húmeda de la colina se yergue el tronco viejo de un árbol centenario, grueso, seco y endurecido, cobijado por ramas tan añejas como él mismo .Bajo su escasa sombra los amantes.
Desde lo más alto de la colina rumorea el viento , sensual música arrancando ondular cadencioso a las hojas pardas negadas a perecer en la languidez del árbol enhiesto; pero caduco. Sorteando la sombra oscilante, entre la yerba húmeda del tapiz del suelo, las bocas sedientas de los amantes , recorriéndose el cuerpo. Llovizna.
La savia oculta del tronco viejo ensanchándose por las venas de sus vasos bajo la corteza profunda, pugna por ascender a las hojas ondulantes . El fuego de la sangre en los cuerpos desnudos sobre la alfombra del césped mojado, soltando amarras a la timidez.
Los amantes de la colina, después del amor , se quedaron dormidos. La llovizna pudorosa y tibia ha bendecido sus cuerpos abrazados y de las ramas del árbol gotean ambarinas las delicias del amor. El árbol y los amantes, la lluvia y el sol; paraíso reservado al otro lado del mundo donde solo hay espacio para la orgía inocente del más puro poema de amor.
La incitante brisa con aromas dulces de entrega y cabalgadura escala las laderas añejas del árbol y estremece las ramas con sacudidas suaves, ondulantes ,que despiertan a los néctares escondidos y ascienden lentos y voluptuosos, desde la raíz de la tierra hasta las ramas de la vida . Beso a beso los amantes mezclan sus humedades con la miel de su cariño prohibido . El árbol se estremece y en la rama olvidada brota un nuevo retoño . El viento lleva cantares de amantes que son suspiros y quejidos sordos de ramas secas del árbol de la colina . Bajo su escasa fronda se ha dibujado un niño y allá por la copa turbada , ha nacido un botón . A las plantas del viejo árbol de la colina los amantes sudorosos se sonrojan y sus miradas plácidas descubren el retoño tardío imaginando que algún beso ascendió hasta la copa.

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