miércoles, 24 de febrero de 2010

VOLVER

Volver no es regresar. La vuelta solamente se parece al retorno. El retorno no es regreso; son palabrejas que se emplean para disimular las ansias escondidas en cada tramo de camino recorrido que por distante se confunde con olvido. Cada vuelta nos recuerda que en la distancia algo se ha perdido. Quedaron atrás las calles testigos de nuestros pasos en la tierra que nos parió cuando el amor fundó la simiente de nuestro ser dueño de cada centímetro de piel sobre el esqueleto. Este volar de ensueños nos desgasta de anhelos sin visualizar el punto distante de la desnudez. No supimos cuándo quedamos descubiertos de amores y cubiertos de distancias. Dicen que el regreso es para siempre. No se adivine el punto exacto de las lindes. No se puede. Volver es regresar mañana o siempre; regresar es quedarse con las lunas y los soles y la tierra y el aire y con la vida…Se vuelve como las mariposas; se regresa como la raíz. Duele el volver; canta el regresar.
El retorno no es regreso y eso bien lo saben los ojos perdidos entre las nubes en busca del punto distante donde se perdieron los sueños y se hizo vieja la esperanza. Ahora no importa si llueve o si la sombra de los aleros cobijan tus pasos y tu sombra. No hay aleros y la sombra es un eco en cuidades ajenas. Arde la hoguera en el centro mismo del pecho en cada retirada. No es el volver lo que ansían los brazos desnudos y vacíos. Cada encrucijada te achica y ya no sabes si no creciste o fueron los recuerdos que se convirtieron en gigantes y allá en sus plantas te aferras como pigmeo. Esto lo sabe el que vuelve sin regreso y el resto es apenas un teorema sin demostrar. Si has vuelto con el equipaje costoso de sueños, vacío; entonces y solo entonces conocerás el precio de regresar. Alas, hagan que su nombre no pierdan el sentido y ábranse hasta los confines donde los pies perdieron el andar. Entonces hablemos de regresar. Mientras tanto, juguemos a volver.

martes, 16 de febrero de 2010

Le llaman Ausencia

A veces la confunden con Distancia y otras, la mezclan con Olvido; pero esos no son Ausencia. Reto a la lengua y me atrevo a definirla. Ausencia es más que la distancia y menos que el olvido; hay distancias sin ausencias y sin olvidos. Hay ausencia sin olvidos aunque medie toda una eternidad de distancias. Ausencia es perder la luz del Sol aunque este caliente cada día, es sentir una soledad de eco entre la piel y el esqueleto, ahuyando te quieros. Ausencia es quedarse sin Lunas y sin estrellas; es beberse la inmensidad del azul y todavía morir de sed. Morir de ausencia es vivir con los brazos extendidos y con los labios fríos. Vivir de ausencia es morir con el calor del cuerpo y de los labios, intactos. Llamo Ausencia a la irreverente desconfianza de tener lejos lo que puedo palpar, y no es que la llame , es que se sienta a mi lado y me acaricia hasta despeinar mi cuerpo y luego me ata y me amordaza; es un verdugo Ausencia. Yo tomo venganza ante tanta maldad y me refugio en las distancias para mantener latiendo cada centímetro de olvido y no les dejo entrar: mi piel es la barricada para mi corazón sin Ausencia, sin Distancia y sin Olvido.