miércoles, 28 de enero de 2009

ALAS REBELDES


Capítulo I

La llegada

Temblando de hambre , de frío y de miedo, me la trajo septiembre. La encontré bajo un árbol, tenía las alas y las paticas rotas, tan rotas como su desvalida figura aleteando entre las yerbas verdes y húmedas. Apenas la cubría un fino plumón de color verde claro. Las lluvias habían mutilado su primer vuelo y se desplomó al suelo. Imagino que así caen las estrellas del cielo cuando pierden su órbita, el ave perdió su nido y el intento de abrir alas al cielo. Así la encontré: rota y perdida. ¡ Qué tristeza la de un pajarillo sin vuelo ! Cabía en la palma de mi mano y en un beso de mi boca. ¡ Así de pequeña era ! Primero fue violenta, desconfiada, desafiante.
No encontraba en mi voz el piar de la madre, ni en mis manos el calor del plumaje que durante días cobijó su cuerpecillo desvalido. Decidí adoptarla y entre picotazos y estertores del ave en rebeldía, la tomé entre mis manos y la llevé conmigo hasta mi casa. El pajarillo lloraba y mi alma cantaba mientras imaginaba el castillo de ternura que construiría para ella. No sé si el pajarillo sentía miedo, supongo que sí porque yo lo sentía temblar entre mis manos; pero yo estaba feliz. ¡ Qué injusticia ! Pero aligeraba mi conciencia repitiéndome que cuidaría de él con dedicación hasta devolverle su vuelo trunco. Esa era mi verdad. En ese momento sentí que le nacía un retoño al árbol viejo de mi alma y que un Rey Mago respondía al mensaje dejado en un zapato de mi distante niñez.

No hay comentarios: