Capítulo III
La adaptación
La desconfianza y agresividad de los primeros días fueron desapareciendo a medida que se recuperaba. Poco a poco fue adquiriendo la seguridad del moribundo que se salva tras un crudo rescate. A mi lado se curaron sus heridas, de mi mano aprendió a comer y más tarde, con mi aliento: a andar.
Recorre mi casa, mi cuerpo y mi alma como agua bendita que limpia mis heridas y mis errores. Yo lo llamo dulcemente ... ¡ Maka! y viene a mí con pasitos saltarines y esconde su cabeza entre mis pies pidiendo que le suba al cielo de mis hombros. Duerme en cama de mimbre y lo cobija del frío un edredón de algodón.
Picotea cuanto encuentra y besa mis pies, mi cara, mi piel y mi alma.Come de mis manos todo lo que le ofrezco y de migas, frutillas y pedacitos de ternura, llena toda la casa que a su paso, le tiende la suavidad del amor.
No supe cuándo Maka comenzó a sentir que formaba parte de mi mundo; pero así fue. Se muestra a gusto entre nosotros y se saber reina ( porque es hembra ) de los corazones que la miman y la consienten. ¡ Ya no sé si me mima a mí o es a la inversa, que el amor cuando es mutuo no hace filas, ni se disputa puestos !
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