miércoles, 28 de enero de 2009

Alas rebeldes (II)


Capítulo II

El nombre

Mi pajarillo tenía ahora un nido en una cesta de mimbre y el cuidado de una madre antes que decidiera explorar el sol con su vuelo. Tenía el cariño y la ternura cerca de su diminuto cuerpo ; pero era un ave sin nombre.
Simplemente era mi pequeño pajarillo verde que piaba ronco y a mí me parecía que clamaba por su mamá o por sus hermanos. Entre arrullos y dulzuras lo fui acercando a mi rostro y yo me atrevía en cada intento a un nuevo beso y él lo fue permitiendo, hasta que pude cubrirlo con mis labios sin que se enojara.
Había decidido llamarlo Septiembre; porque me gusta el nombre y porque este mes me lo regaló. Pensé que este nombre le quedaba grande a un pajarillo tan diminuto; septiembre es un nombre fuerte, es como un tañir sordo de campana antigua y mi pajarillo sonaba a nota aguda y escondida en los arpegios de un violín de juguete; no obstante, comencé a llamarlo Septiembre.
Y ese sería ahora su nombre ; pero un día mientras lo acariciaba, tal vez clamando por su mamá, pronunció su primera palabra: ¡ maka ! ¡ maka ! ; así piaba. No sé si en el lenguaje de las aves simboliza amor, o mamá, o hermanos, o gracias ... pero mi avecilla estrenaba nombre ya para siempre: Maka.

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