martes, 17 de febrero de 2009

La pluma rosa (XI)


Cada amanecer mis ojos escudriñaban la ventana en busca de algún mensaje de mi ave fugitiva, esperaba tal vez que durante la noche, la Luna me la trajera; o que el frío de la madrugada la hiciera extrañar la cobija de su manta y que arrepentida... volviera.
¡Y me trajo el Sol a la callejera! En el alféizar de la ventana una pluma rosa madrugó para mi espera. ¡Es un ave nueva! Yo deseaba a mi avecilla verde; pero si el día me regalaba una rosada... iba a mimarla como a la primera. Sobre mi ventana ha dormido un ave! La mía ha de estar cerca.
¡Y cerca estaba! Dormitando el cansancio de una semana entera, mi Maka disfrutaba la calidez de su cesta. ¡Aventurera, despierta! ¡Qué de besos nos dimos la mañana aquella!
Me trajo la vocinglera un regalo de plumas nuevas . Esbozando el dorso de las plumas verdes de las alas y la cola, un rubor de rosa la ha vestido con un traje nuevo. Cuando abre sus alas enseña todos los pétalos , como una rosa que para mis ojos, en lucir linda , todo su empeño pusiera.Y yo no me canso de mirarla y ella me enseña todo su cuerpo y me paga los besos de su ausencia y se los cobro a precio de usurero. Sentí unos celos enormes del Sol y del monte, que en solo siete días embellecieron su cuerpo.¡Y yo que pensaba que lo más bello del mundo, eran los besos!

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