martes, 17 de febrero de 2009

Estrenando alas (IX)


Un día Maka hizo su debut en el escenario del aire. La luz de la puerta abierta se apoderó de ella, la envolvió y la arrastró. Fue un instante. Fue un siglo.Voló.
Había que ver el planeo de sus alas extendidas por primera vez, parecía un ave de luz. Desplegadas sus alas la convirtieron en un ave enorme. Un corto viaje hasta un árbol cercano: primera parada. En su ramaje , confundida con el verde de las hojas, Maka era una hoja más; desde el suelo mi inútil reclamo suplicante. Maka debutaba.Tenía yo la esperanza de que no sería sorda a mi llamado y que mi olor la traería de regreso hasta mis manos extendidas hacia la copa danzante del árbol vocinglero. Quizás así habría sido, si el azar no se hubiera encargado de arrastrar sobre la copa orgullosa, una bandada de cotorritas salvajes. Dudó Maka. Gritó: ¡makaaa! y se marchó confundida entre sus hermanas de alas que la recibieron con alegría y celebraban su llegada. Fue un instante, un solo instante que cambió mi vida y la de Maka.
Una resignación turbada ante la pérdida me sacudió el alma. Buen viaje, Maka, estrena tus alas. Se quedó mi casa sin nido y mi alma: ¡sin nada!.
¡Se fue mi cotorrita!

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