martes, 17 de febrero de 2009

El sacrificio (XIV)

El sacrificio

Volvió el doctor. Su diagnóstico, por más que lo pienso, me pareció increíble en aquel momento; si no lo hubiese constatado, aún hoy diría que el doctor se equivocaba... pero, no.
- "Su cotorrita no tiene enfermedad alguna" -me dijo- "Se ha sacrificado".
Mis palabras se quedaron guardadas en la garganta. El corazón sangrando.
- "Sí" -me explicó- "En estos días he leído varios textos sobre aves y existe una explicación para la pérdida de las plumas de las alas de Maka. Ha tomado la decisión de cercenar su vuelo. La libertad le recorre el cuerpo y el amor que hay dentro de su corazón es tal, que no ha encontrado mejor forma para evadir sus ansias de libertad que mutilando sus alas. Maka no volverá a volar por decisión propia, se ha sacrificado por amor".
No hay palabras... estas lágrimas son de ternura por Maka y estas otras, son de lástima por mí. ¿Por qué, si no le cerré la puerta? ¿Por qué, si la invitación al vuelo siempre estuvo ahí?


EPILOGO

Manicato

Mi cotorrita me ha dado una nueva y definiva lección.Traté de ponerle un nombre cuando la encontré rota y desvalida. Ella no me lo permitió. Se bautizó "Maka", combinación silábica difícil para este tipo de ave.
Recientemente he leído que en el siglo XV existía una tribu indígena en el Caribe, que se rebeló contra el conquistador español y que su grito de guerra era MANICATO. Su cacique, inteligente y estratega, cambió este vocablo para que el enemigo no descubriera la palabra que incitaba a la libertad y en su lugar, gritaban con rebeldía: ¡MAKAAAA...!
Para ti, Maka, porque no hay palabras para llenar una página con el sacrificio de tu nombre y el significado del amor.
Simplemente... Maka....

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