lunes, 29 de diciembre de 2008

Fantasía para adultos



Una era hubo en que al mar se le llamaba La Mar, remota edad de la Tierra parturienta, estremecida y convulsa, pariendo criaturas bellas y abortando otras, que no se sabe bien; porque hay cosas en este mundo para las que no se tiene respuesta.
Como la Tierra, La Mar también gestaba y daba a luz. Fue así como le nacieron los hijos. Príncipes y princesas fueron los hijos de la reina Mar.Todos nobles en su estirpe, altivos y soberbios; pero ninguno lo fue tanto como la princesa Cariba.
Nació bella, despertaba la envidia hasta de los mismos dioses ; pero un Dios bueno, no se sabe cuál, la protegió contra esos bajos sentimientos y le regaló tres dones que hicieron de la princesa un ser excepcional y maravilloso.
El Dios le dijo: " Te regalo la belleza eterna ". Y así fue. No ha habido descendiente hembra de La Mar, más hermosa que Cariba. Esbelta figura de talle cimbrador, enhiesta y fina; dorada piel de azúcar, larga cabellera verde trenzada en nudos mágicos con aroma a trópico y la sonrisa más linda adornando la faz morena a puro sol.
Así de bella era Cariba.
Y el Dios le dijo: "Te regalo la voluntad".Y así fue. Carácter indomable el de la princesa que la hizo independiente y segura desde que alguien por primera vez le dijo NO ! Estoica, rebelde, pedestal férreo; firmeza única para impedir ser quebrada en la voluntad.
Y el Dios le dijo: "Te regalo la valentía".Y así fue. A nada ni a nadie temió jamás la princesa. Se enfrentó serena a las situaciones más desconcertantes y siempre salió airosa.
Brava señoría, desafiante, a fuerza de valor se abrió sus propios derroteros hacia la luz, como si la Tierra o La Mar parieran estrellas en lugar de hijos.
Cuentan que no se casó Cariba; porque no permitió que le mutilaran su libertad; pero tuvo amores, no con un príncipe; dicen que su amante le ofreció amor eterno si renunciaba a sus riquezas y ella aceptó por amor.( Hay quien dice que sí era un príncipe; pero no de las aguas, sino del fuego).Tal vez sea cierto; porque sin matrimonio han juntado sus amores y les han nacido hijos de agua y de fuego, que bellos y soberbios como sus padres, se han regado por el Universo.
Todavía al mar se le sigue llamando La Mar cuando a algún poeta o príncipe se le antoja y a veces tiene partos tardíos o prematuros, que no se sabe bien en este mundo de Dios, qué nace y lo que está por fenecer; y entonces se estremece el planeta. Cariba, vieja y fuerte como las piedras, siente los estertores y se parapeta en sus fortaleza; a veces se le oye gemir y otras, canta como sirena y sus canciones son violines que recorren la Tierra y el Mar anunciando la vida que nace y sus ecos gritan desde la profundidad de sus raíces, la historia rebelde de la leyenda de una hija de La Mar, que renunció a los príncipes para vivir del lado del fuego y exhibe con modestia su belleza eterna, su valentía y su voluntad, regalos de un Dios bueno cuando ella nació en el fondo de La Mar o de la Tierra,que no se sabe a ciencia cierta porque así son las historias viejas.

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