martes, 16 de febrero de 2010

Le llaman Ausencia

A veces la confunden con Distancia y otras, la mezclan con Olvido; pero esos no son Ausencia. Reto a la lengua y me atrevo a definirla. Ausencia es más que la distancia y menos que el olvido; hay distancias sin ausencias y sin olvidos. Hay ausencia sin olvidos aunque medie toda una eternidad de distancias. Ausencia es perder la luz del Sol aunque este caliente cada día, es sentir una soledad de eco entre la piel y el esqueleto, ahuyando te quieros. Ausencia es quedarse sin Lunas y sin estrellas; es beberse la inmensidad del azul y todavía morir de sed. Morir de ausencia es vivir con los brazos extendidos y con los labios fríos. Vivir de ausencia es morir con el calor del cuerpo y de los labios, intactos. Llamo Ausencia a la irreverente desconfianza de tener lejos lo que puedo palpar, y no es que la llame , es que se sienta a mi lado y me acaricia hasta despeinar mi cuerpo y luego me ata y me amordaza; es un verdugo Ausencia. Yo tomo venganza ante tanta maldad y me refugio en las distancias para mantener latiendo cada centímetro de olvido y no les dejo entrar: mi piel es la barricada para mi corazón sin Ausencia, sin Distancia y sin Olvido.

1 comentario:

Ethel Saavedra Garcia dijo...

Un texto muy reflexivo y escrito desde el fondo del alma.. Encantador, Excelente

Mis felicitaciones...